Besando a una mujer
A una mujer se le besa en los labios mientras el alma se nos va en ello, se le besa hasta la más íntima espora, con infinita ternura y eterno deseo, arrullando suavemente su lengua con la nuestra, introduciendo un brebaje narcótico en su boca, se le besa la frente en señal de protección y sosiego, logrando orientarla hacia un estado de serenidad y amoroso letargo, se le besan las manos transmitiéndole estabilidad y cariño, se le besan los pechos, succionando sus pezones y embelesando sus aureolas, haciéndola sentir la completud de una madre, se le besa el coño encajando la palabra profunda hasta el útero, mimando su clítoris, sellando el alfabeto chino tres veces hasta hacerla gritar un hormigueo cabal en el cuerpo, mientras el ardor de su tez se eleva al Valhalla, y el instante máximo venga, un delicioso espasmo, orgasmo sideral, gozo más allá, al que ella tiene calle. Finalmente a una mujer se le envuelve entre los brazos por la espalda, se le besan los hombros, las costillas y el cabello, creando la inscripción en la que se sienta segura y amada, musitándole al oído un vives tan hermosa, y eres mi pequeñita, a una mujer se le besa completa, incluso detrás de las rodillas.
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