Nucifera

Anoche hubo edén terso, lustros sin caminar entre las estrellas, tal vez desde la infancia. Fume un dilatado paseo. Estaba evaporado. Tuve una charla con planetas, novas y supernovas, casualmente encontré una flor acuática, nacida en el Nilo, protectora del aroma y la resurrección. Embrujado, observaba sus mortales ojos, roces narcóticos precedieron lisonjas lascivas, el alma gozó un sismo, usando los delicados pétalos sació la interminable sed.

—Te recordaré —le dije.   



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