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Mostrando las entradas de noviembre, 2020

La necia verdad

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Un día lluvioso, entré al bar como de costumbre, cerca la hora del diablo. Vaho de cigarrillo humedecía el lugar, mujeres jóvenes y bonitas, ataviadas con vestidos púrpura ofrecían su cálida compañía. Me acerque a la barra y ordené al cantinero whisky y una cerveza. —¿Qué tal su día? —preguntó. —Hace tiempo que no distingo entre el día y la noche, la cerveza es buena —respondí con brío . —¿Y el whisky? —Una mierda, nunca me han gustado los caros. —¿Sabes cuál es la diferencia entre la genialidad y la necedad? —declamó el pelafustán. —No lo sé, —dije. —Los necios a la verdad que les estorba le llaman locura o disparate, y los genios son los que se atreven a mirar más allá de las cosas, de lo establecido, sin incomodarse demasiado. —Ja, ja, ja, amigo creo que estás completamente desquiciado, sírveme otro trago esto comienza a ponerse interesante. 

Un fulgor en la taberna

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Consentir fallar, errar, pifiar, una rotación fuliginosa y dura, peñón volcánico. Inmensa bruma que arropa los quinqués, el alma da un traspié, la mente se dispersa del sosiego, penumbra y albor infinita, la partida que sólo se gana perdiéndola, un rugido de laurel en la derrota. Guardo en mi bolsillo finito polvo estrellado, espero me rinda en dos años luz. Contacto con los vivos, el Sol profetiza siete meses, siempre tan optimista, le digo. Saturno ofrece una eternidad, le acepto media. Selene arroja fragancias mientras el conejo esboza una sonrisa, regreso a Gea, una epifanía azulada se me apetece.   

Hechiceros de la luz

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Caminando durante el crepúsculo hallé un templete en medio del titán de macadán, refugio espiritual de roca maciza, protección contra el barullo de la fetidez (no muertos), unos cuantos exiliados en las bancas de madera límpida. Un sagrario de oro frente a mis ojos recibía los coloquios de los proscritos, respire de manera profunda, evoque mis letras; fuerza y coraje para mis amados hermanos, compañeros de batalla, paciencia y perseverancia, sabiduría y astucia, espontanea responsabilidad, que el fuego eterno arda en el corazón de los bandidos del cúspide espíritu y la consciencia.  Solicite la sapiencia de los desterrados; el profeta atemporal que desplegaba parábolas, el príncipe oriental que derroto al ego, nacido en las faldas del Himalaya, el artífice galo, mezclador de filosofía y novela cínica, turbadora, el ensayista metafísico creador de un mundo absurdo, el enemigo del gregarismo social, la moral y la iglesia autoritaria, el filosofo idealista, visionario de una socieda...

Besando a una mujer

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A una mujer se le besa en los labios mientras el alma se nos va en ello, se le besa hasta la más íntima espora, con infinita ternura y eterno deseo, arrullando suavemente su lengua con la nuestra, introduciendo un brebaje narcótico en su boca, se le besa la frente en señal de protección y sosiego, logrando orientarla hacia un estado de serenidad y amoroso letargo, se le besan las manos   transmitiéndole estabilidad y cariño, se le besan los pechos, succionando sus pezones y embelesando sus aureolas, haciéndola sentir la completud de una madre, se le besa el coño encajando la palabra profunda hasta el útero, mimando su clítoris, sellando el alfabeto chino tres veces hasta hacerla gritar un hormigueo cabal en el cuerpo, mientras el ardor de su tez se eleva al Valhalla , y el instante máximo venga, un delicioso espasmo, orgasmo sideral, gozo más allá, al que ella tiene calle. Finalmente a una mujer se le envuelve entre los brazos por la espalda, se le besan los hombros, las costillas ...

Turismo nocturno

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1:57 a.m. Desvelo. Bebo café frente al ordenador. A mi derecha una torre de libros, encuentro uno de Kerouac, y pienso, hace tiempo que no realizo un viaje por carretera, y recuerdo aquella legendaria ruta a Guanajuato. Fue en autobús, Modesto, Saúl, y Hugo me acompañaron. Subimos con una hielera enorme y conquistamos los asientos de atrás, junto al baño. Nadie llevaba una hielera, sólo nosotros, exagerados como de costumbre. Cartas marcadas, dirían mis amigos. Viajar es una especie de meditación, de reinicio, me fascina, algo tiene el camino que se lleva los problemas, siempre que doy pasos por un lugar nuevo, un pedacito de tierra que no había pisado antes, siento, esto es genial, extraño descubrimiento, algo fresco, un trozo más de experiencia.       

Nucifera

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Anoche hubo edén terso, lustros sin caminar entre las estrellas, tal vez desde la infancia. Fume un dilatado paseo. Estaba evaporado. Tuve una charla con planetas, novas y supernovas, casualmente encontré una flor acuática, nacida en el Nilo, protectora del aroma y la resurrección. Embrujado, observaba sus mortales ojos, roces narcóticos precedieron lisonjas lascivas, el alma gozó un sismo, usando los delicados pétalos sació la interminable sed. —Te recordaré —le dije.    

Hoja en blanco

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As de los más sublimes regodeos de esta tierra, una rebeldía ofrecida por la hoja nacarada, el erigir artístico es paralelo al hallarse el mundo en extravagantes ocasiones y fábulas. Vocablos en nupcias, zurcir las frases, consumar los párrafos, forjar efigies, poesía, bosquejos e historietas, retratos y una tilde en acuarela. Las sendas yacen titánicas. Incrustar de visiones el papiro concede nuestras joyas a la esfera, extracto planetario, aportación celeste, cimentar espacial, el bohemio artesano corresponde al saber de un éxtasis sensitivo, invocar para sí mismo oleajes de efervescencia es llave para que la obra conquiste el hechizo, en los otros. Cortejando con exquisitez a las musas, y al final vuelen bajo, nos irradien y tutelen hacia la creación. Las grafías retozan, revolotean, plasman giros de caló, alzando un legado híbrido, usufructo del caserío, novelas, relatos y sonetos avivan el orbe, entintan numerosos sentidos, seduciéndonos con sortilegios magenta, y encantados por h...

Cinema

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El cine me ha salvado la vida más de una vez. Hotel de mágicas leyendas, un intérprete para el espíritu, antídoto para la tristeza, la rutina angustiante, y el desamor. Bienaventurados sean los Lumière, un filme sabe tejer un lazo emotivo entre las personas y los países, hacernos caminar en el tiempo, nos lleva a conocer el mundo, y ofrece sofás para navegar por el espacio. Conocí personalidades extravagantes, héroes que dan su vida por los demás, antihéroes con la valentía de crear su propio compás, y villanos incomprendidos. Me regaló inspiración para sortear las dificultades, me enseñó que rendirse es sólo una palabra, y que hay contiendas que se ganan en el fracaso. Nos ilumina sobre eventos que jamás hubiéramos imaginado, nos hace ciudadanos de Terra, vidas e historias capturadas en celuloide, aprendizaje y maestría. En la edad de oro un perro andaluz brinda clases a burgueses discretamente encantados. Un padrino con la cara cortada sigue el camino trazado por Carlitos. El mon...